1 mar 2013

Piercing

Me gusta el piercing.De hecho, si no fuera así no llevaría uno en el clítoris: una barrita cuyos extremos atraviesan ese pedacito de mi intimidad tan sensible.

En un principio tuve miedo, pero el atrevimiento y el potencial de más placer que esa operación conllevaba me decidió a hacérmelo.

Los primeros días lo noté mucho la sensibilidad de esa zona creció de forma bárbara, puesto que el simple roce de las braguitas ya bastaba para sentir que mi clítoris estaba alerta. Con el tiempo se calmó, y se ha convertido en un excelente compañero de juegos, puesto que la chica o chico (sobretodo estos úlimos) ya saben donde tienen que entretenerse con la lengua y los labios.

17 feb 2013

Catwoman (III)

Cuando me tocó a mí corresponder a Luda el placer que me había concedido, no me resultó difícil.

El orgasmo que me causó, me dejó tan encendida que me dió mucha energía y me lanzé sobre ella, adoptando, esta vez, yo el rol de felino. Mi lengua recorrió su boca y ella entró en la lucha de lenguas, intentando ser ella quien más penetrara en la otra. Sus labios carnosos fueron una delicia que no me cansaba de besar y sentir.
Bajé por su garganta hasta sus pechos y noté la firmeza que había percibido a primera vista. Por lo que parecía, Luda disfrutaba de una buena lamida de pezones, pues no paraba de pedir en su lengua y en castellano que continuara con mi trabajo. Cuando tuvo suficiente, me pidió que bajara y pusiera mi cabeza entre sus piernas.
Luda tiene un coño... "compacto", es decir, que no sobresale el clítoris, sino que queda encerrado como en una especie de boca. Me gustan este tipo de coños porque al abrirlos parece que se revela un secreto oculto. Me puse en faena moviendo mi lengua sin cesar, notando los espasmos de su placer y escuchando los gemidos ahogados que emitía. Luda es de las chicas que se corren y eyaculan, con lo que noté su explosión de sensaciones cuando me llegó un néctar sedoso y cálido que tenía cierto gusto dulzón.

Después de los orgasmos orales, pasamos a entrelazar las piernas y nos fregamos nuestros coños, mientras nos mirábamos a los ojos una a la otra en desafío, a ver quién causaba más placer. Fue un empate, puesto que las dos terminamos rendidas, abrazadas y llegando al sueño.

Cuando nos despertamos (cerca del mediodía) decidimos que antes de desayunar, antes de tomar un baño (por supuesto que fue juntas), antes de vestirnos, antes de salir a disfrutar de Sitges en Carnaval..., antes de todo, era necesario volver a darnos placer mútuamente. Y así lo hicimos.

16 feb 2013

Catwoman (II)

La visión del rostro bellísimo de Luda me dejó medio aturdida y su beso me dejó en un sueño. Me quedé inmóvil, paralizada, por lo que ella tomó la iniciativa y me desnudó, tirando cerca de su vestido de gata mi disfraz de Pocahontas. Tan sólo me dejó hechas las trenzas que había hecho a mi pelo para complementar mi atuendo.
No le importó mi postura erguida para nada y empezó a besar todo mi cuerpo, comenzando por el cuello (me erizaba todo el vello corporal con su cálido aliento), continuando por el ombligo, subiendo hasta los pechos para jugar un poquito con mis pezones (aquí ya reaccioné algo y le acaricié la cabeza mientras lo hacía), girándome sobre mi eje para atacar la espalda y terminar en el culo, donde alternó besos, lametones y mordidas.
Cuando estuve bien caliente, la llevé de la mano a la cama y me tumbé. No fueron necesarias palabras para que me cogiera las rodillas y separara mis muslos para revelarle mi coño. Creo que le gustó el piercing que llevo en el clítoris, puesto que me miró con picardía, musitó algo en lo que creí que era ruso, sonrió y se lanzó a lamerlo. Sentir sus carnosos labios en los míos inferiores y su lengua recorriendo mi clítoris me estremecía de placer y deseaba que esos minutos fueran eternos. Sensación que siempre tengo con un buen o una buena amante.
Al sentir que llegué al orgasmo, levantó su mirada y me miró con la misma mirada que me había sentido antes, pero más cargada de deseo. Entonces, cogí su cabeza entre las dos manos, acariciándola y mesándole los cortísimos cabellos para besarla en la boca y sentir el regusto del placer que me había causado.
No pude hacer otra cosa más que lanzarme a corresponderle.